8 de marzo de 2014

Superar mis miedos

Una de las cosas más difíciles de superar cuando uno viene de la calle es confiar de nuevo en la gente. Muchos de mis amigos peludos han tenido traumas horribles desarrollados por el daño que les ha hecho el "ser humano" que los abandonó o maltrato sin ningún motivo. 

Yo tenía algunos, pero soy tan valiente que eran mínimos en comparación con las cosas que me hicieron. Me dejaron ciego, ¿por diversión, quizá? No salía a la calle si esta chica no me bajaba en ascensor, y era incapaz de pisar el suelo sino era de tierra, el cemento me daba pavor. 





Con mucho esfuerzo va desapareciendo el miedo  


La chica que me recogió debió pensar que era el momento de hacer algo, no podía continuar con esas fobias. La empezaba a querer y confiar en ella, y supongo que eso me hizo ver con claridad que ese momento de lucha había llegado.


Me gustaba jugar con otros animales, la obedecía, no ladraba, de hecho es algo que no suelo hacer nunca, y me encantaba estar con ella, pero mis traumas seguían estando ahí.

Comenzamos a salir por la calle y, poco a poco, recuerdo que me "obligaba" con cariño a acercarme al suelo de mármol y al asfalto, las primeras veces salía despavorido, a veces una patita la ponía en un lado en la tierra y la otra en el suelo de asfalto.

Pasaban las semanas y daba pequeños, pero avanzados pasos, hasta que un día sin darme cuenta vi a un amigo peludo y me acerqué a él.

Me apetecía jugar y olfatearlo, y de repente me di cuenta que estaba en el asfalto, me dio un poco de vértigo, pero pensé que no era tan malo pisar allí si estaba también mi compi.

Actuar de esta forma me permitía moverme por más sitios no solo de manera circular en el descampado de tierra, así que empecé a andar con tranquilidad, poco a poco, olvidando el miedo que tenía a lo desconocido.

Lo mismo me pasó con el ascensor, al perder el miedo a pisar el asfalto, esta chica me sacaba y yo la iba siguiendo poco a poco por las escaleras.

Me daba temor y a veces me iba corriendo al piso, pero conseguí empezar a bajar peldaños, primero dos, y luego retrocedía uno, luego cuatro, y retrocedía dos, y luego avanzaba siete y seguía avanzando hasta que lo conseguí.

A pesar de mi ceguera y gracias a mi olfato, algo que tenemos muy desarrollado a quienes nos falta este sentido, por fin pude bajar la escalera y subirla, pisar por el asfalto y la tierra, aprendí a confiar en la que a partir de entonces sería para mi,mi mamá.

Un abrazo

🐶🙍‍♀


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