7 de febrero de 2019
10 años y a por mil más
Hace 10 años, un frío día de febrero me abandonaban como a otros tantos animales cada año en España, y en cualquier lugar del mundo.
Recuerdo llegar a un lugar donde sólo escuchaba ladridos y decidí permanecer quieto ya que no veía nada, me sentía cansado, sucio y triste. ¿Llegaba mi final?
Unas horas más tarde entraba una chica en aquel lugar. Intentaba escuchar con atención la conversación que mantenía con el que me llevó a aquel lugar, pero la verdad no entendía nada, ¿qué hacía allí? ¿Quién me había traído? ¿Me iba a alguna parte?
Eso fue lo que sucedió a continuación.
Me voy en acogida
Me marché con aquella chica que me subió en su coche y pusimos rumbo a su casa, al menos eso es lo que me pareció entender. Yo no tenía ni idea de lo que era dormir en un sitio resguardado del frío, y mucho menos el cariño humano.
Pasé el viaje muy callado, no estaba nada convencido y tenía mucho miedo, pero no quise hacer "ni mu" porque me daba pavor que me dejase en medio de la carretera.
Fueron días muy extraños el poder dormir en una cama calentito, degustar comida sabrosa y aprender a jugar, caminar, subir escaleras.
Poco a poco empecé a tener confianza en ella, y esperaba que no se terminase pronto porque escuche que aquello sólo era una acogida para algunos días.
Nuestro décimo aniversario
Pues aquí estamos diez años después juntos. Mi mami y yo hemos formado un tándem maravilloso en el que compartimos todo juntos. Trabajo con ella a diario (ella, yo aprovecho para echarme la siesta), paseamos juntos, comparto tiempo con mi hermanito humano, y disfruto del amor en familia.
Por lo que me cuenta mi mami, rondaré las 11 primaveras, pero eso es lo de menos, soy un jovenzuelo de corazón y actitud, así que me queda mucho que trotar todavía.
Cada año celebramos juntos el tiempo que compartimos, no solo este día, sino cada momento. Este año no podía ser menos, así que hoy es un día más especial si cabe.
Desearía que todos los que han pasado por lo que sufrí, tengan una oportunidad en su vida de encontrar un hogar. No debería ser legal, ni tampoco normal sufrir el maltrato, el dolor, el sufrimiento del abandono hacía ningún animal.
Mi deseo es que en un futuro cercano esto no exista, y una de las formas de conseguirlo está en la educación de la mente humana y del corazón.
Un abrazo
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